viernes, 11 de noviembre de 2016

Periodismo de Viajes



Viajar contando y contar viajando

El periodismo de viajes constituye una de las disciplinas que eleva nuestra profesión (también considerada por muchos como arte y ciencia) al máximo de su esencia. Los privilegiados que lo ejercen muestran una emoción que sin duda trasciende mucho más allá de lo profesional cuando cuentan sus historias. Un ejemplo perfecto es como David Rivelles cuenta el momento en que escogió el personaje clave por el que empezaría a investigar en su andadura por tierras celtas:

“Estaba leyendo la lista de las 96 víctimas, y de golpe allí lo vi, en el número 47. Supe que ese era mi hombre porque el corazón empezó a latirme más fuerte”. Probablemente cualquiera habría advertido lo destacable de un nombre español entre una lista de víctimas con nombres celtas, pero para D. Rivelles no se trató solo de algo que sobresalía, se trató de algo que él advirtió a nivel emocional.

Del mismo modo Alfons Rodríguez nos cuestiona la ética de las publicaciones en fotoperiodismo, mostrándonos la perfecta metáfora visual de una mujer vistiendo un burka que se mimetiza con un ataúd, junto a la foto de una alegre mujer mayor vistiendo también burka y que pese a eso es capaz de irradiar felicidad.

El periodismo es moverse, denunciar, descubrir... El periodismo de viajes requiere ir a buscar las historias fuera (o ir fuera para que las historias te encuentren como ha sugerido más de un ponente de la V Jornada de Comunicación, Viajes y Aventura) para luego volver y contar. Cuando se cuentan las vivencias, si se hace bien, se es capaz de volver uno mismo al lugar y trasladar allí a sus oyentes y/o lectores.

No por eso se trata de un periodismo de menos calidad. Entendámoslo si queremos como un complemento del periodismo de datos. Dónde profundizando con los datos no llegamos muchas veces, allí suele llegar el periodismo de viajes, a las emociones. Primero de periodista y luego de su público. Siempre cerca de la delgada línea que hay entre generar sensibilidades acerca de temas en el exterior y el sensacionalismo y la espectacularización. La delgada línea de la foto de Aylan muerto en la orilla de la playa. 

Por eso el periodismo de viajes puede jugar un importante papel en la educación, puesto que la comprensión de lo contado es algo al alcance de toda persona con una mínima empatía. Tiene la ventaja de ponernos las historias delante de los ojos y no tener que interpretarlas a través de cifras y “declaraciones de”.

Por todo esto el periodismo de viajes nos permite usar dibujos, exposiciones con músicas que buscan la introspección y citar a poetas con un grave tono de voz y un ritmo lento mientras la sala entera escucha en silencio y se olvida de tuitear para poner los cinco sentidos en prestar atención. El Periodismo de viajes, en el punto exacto entre los hechos y las emociones.