miércoles, 10 de junio de 2020

Yung beef: La última Rockstar

Siempre la misma auto-crítica. Siempre vamos al mismo bar a tomar cervezas, algún día esporádico si no hay sitio en la terraza vamos a una segunda opción fija, siempre las mismas dos discotecas si la noche se anima. Es verdad, somos muy de lo nuestro y reconozco serlo yo especialmente. La gran ciudad me ofrece la posibilidad de tener todo lo que necesito, opciones de ocio incluidas, en apenas 1km a la redonda. Por pocas cosas voy más allá.

La camisa trap porque no es trapEntonces, coger un tren de varias horas entre mirar por a ventana y charlar banalmente con el compañero de viaje hasta la capital de estado español solo por un concierto debe significar algo. "El que conduce el tren con lo largo que es el viaje no le da tiempo a volver a casa en la misma jornada laboral, pobre tío". Sí, así de básico pienso cuando no me esfuerzo en ello. ¿Qué, o más bien quién, me lleva a un viaje tan alejado de mi habitual comodidad? Añadiendo además una vuelta en autobús sin pasar por el catre cuánto menos desagradable y el perder una noche de las fiestas del barrio, renunciando así a la única liturgia que considero sagrada. Íbamos por el trap, y nada más trap que adquirir expresamente las ropas menos trap posibles para la ocasión. Cartera, móvil, mechero, virginia, una rebequita y nada más.

Todo por él, solo por el que mil nombres tiene: el seco, Fernadito kit kat, el del medio de la pxxr gvng, Fernando Gálvez o Yung Beef. Tal vez fuera por un festival entero de una noche y no solo por él, pero sí era solo por él. El último del cartel, con el seco (valga la redundancia) frío de un amanecer de septiembre en Móstoles. El beef de For fri con Puchito había sido apenas un mes antes. Puchito había actuado antes en el mismo escenario, jugando en casa, rodeado de ese especimen que le encanta tirarse el rollo con eso de "Ahora está bien pero Crema era mejor"; y encima con el cheet de Dellafuente saliendo contigo al escenario.

Puchito nunca fue santo de mi devoción, pero allí estaba en su concierto. Vivido como un flashback anticipado, viéndome a mi mismo queriendo pasar el concierto lo más tranquilo posible para guardar energía para el final (Natos y Waor se encargaron de que la misión fuera fallida). Pero vaya, justo enfrente nuestro tuvo a bien situarse un equipo de baloncesto masculino de Madrid. El típico equipo de baloncesto madrileño odioso sí, pero encima altos y tapándome toda visión del escenario. Mi venganza fue un plan en diferido ejecutado a la perfección, con suma delicadeza y la normalidad que siempre garantiza el éxito en toda travesura. Decidí agotar todo el tabaco en ese concierto, por mala suerte del alero-pívot de enfrente mío que aquella noche optó por un outfit con capucha. Que bien lo hizo la capucha, se portó a las mil maravillas, como si llevara toda la vida haciendo de cenicero. El corazón de mi acompañante no se calmó hasta una hora después, en ningún momento le hizo gracia la insensatez de semejante acción tan lejos de casa. Sonaba el "¿Quién trabaja para mi?" que encendió al público que tenia claro a su favorito del duelo.

Al fin llegó lo que esperábamos ¿Haría alguna referencia? Él lo ha hecho. En ese momento entendí lo que era el Hype. Nervios, literalmente nervios antes de que todo empezara. Con los primeros rayos de sol, mi siempre cauto amigo, parco en palabras pero sabio en reflexiones, dijo: Observa bien quién nos hemos quedado. Lo mejor de cada casa, que diría mi abuela. "Buena fauna" respondí yo con ironía. El público allí asistente era el reparto perfecto de los dobles de acción de la Pxxr Gvng. No solo era el aspecto, era la cantidad. De decenas de miles en el público, de estar detrás de todo sin apenas ver nada, a estar enfrente con apenas 200 personas. Pero qué 200. Dos centenares de radicales, integristas de trap, que lo iban a dar todo. ¿Crees que dirá algo del C Tangana o no? Pero no da tiempo a responder porque lo haría el mismo Fernando.

Humo, luces, y el altavoz lanza la pregunta clara y original: ¿Quién se folla a tu bitch? Respuesta automática, de memoria, y nadie se olvida de chillarla a pleno pulmón ¡Yung Beeeeef! ¿Sabéis porque la respuesta no fue "como un resorte"? Porque repetir la misma metáfora dos veces muy seguidas en un mismo texto indica pobreza retórica y el resorte fue el de El Seco para saltar de escenario a los brazos del público en el segundo 1 de concierto. Ya había ganado el beef, y jugando en casa del rival.


Solo lo sabemos unos 200, cierto. Pero somos los que le sostuvimos entre nuestros brazos casi todo el concierto. De golpe el público aumentó un 25% en un solo instante, pero porque el escenario de llenó de su gente. No de artistas invitados, ni coristas, ni coreográfas profesionales. Si hicieras el ejercicio de llevarte a gente de tu círculo a un concierto sin límites, pues esa gente para Fernando Gálvez. Sus amigos en el escenario, lo que le sostienen, y el show en la pista de baile, con su público, también su gente.

De ahí el título querida lectora. Eso no es trap, no. Trap es otra cosa, un tatuaje de una cruz en la frente por ejemplo, ya lo hablaremos otro día. Esto es puro Rock’n’Roll. Ni Duki, ni Postmaloe, ni Mdmoney, ni Rihanna. La última Rockstar nunca se nombraría así a si mismo, por eso la última Rockstar es Yung Beef. Por su obra y por lo que no es su obra. Por sus temas, por sus tweets y por crear un sello para, adoptando el argot que toca, follarse a la industria.

¿Sabes por qué más? Porque realmente no da para tanto. Porque probablemente hablar del modelo de nueva masculinidad por la imagen de paternidad alternativo al clásico heteronormativo patriarcal que propone Yung Beef es, sin ningún tipo de duda, sobreanalizar y fliparse. Pero por eso. No hay un cantante sobre el escenario, hay una figura, una sombra de explosivos movimientos reptilianos, que remueve cosas. Desafía prejuicios a la vez que los cumple. Plantea cosas y dudas con sus maneras, casi solo existiendo.

Podríamos citar otros motivos secundarios por los que realmente es un rockstar. No gusta al público general pero es generalmente conocido sin ser invitado a grandes foros por norma general, tiene mil nombres, es infinitamente reprobable y magnético, etc. Pero al final, háganme caso. Lo que le convierte en la última Rockstar es el remover y plantear casi sin querer.


De esas 30 horas quedan un par de fotos y un solo vídeo. Y el recuerdo. Y la reflexión. Y la conclusión.
 

lunes, 8 de junio de 2020

Crònica d'un passeig en fase 1

Poblenovina a principis de juny de 2018: "La rambla està a petar de gent!"
Poblenovina a principis de juny de 2020: "La rambla està a petar de gent!"
Aquí és quan ens adonem de la importància de la comunicació no verbal. La prosòdia, l'entonació, la intenció i sobretot el context doten aquestes dues frases de sentits totalment diferents.

Qui m'hagués dit que ara sí que m'importaria el color de la pell de la gent que em rodeja. El blanc lacti forassenyadament envermellit que tan molest era ha deixat pas a tota la resta de gamma de colors de pell humana. Caram, sí que arribava a ser molest el gamba roja amb accent gal o teutó. No és l'únic color que ha canviat. El color de l'aire és diferent. Menys gris. El barri està menys gris de forma literal (menys contaminació) i de forma figurada. S'ha aplicat un filtre de colors que tot ho potencia.

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Els dos últims pescadors 12.11.2018 @instapoblenou #instapoblenou

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Un grup de joves de poc més de dues dècades d'edat seuen a una terrassa de la Rambla del Poblenou durant la vesprada d'un cap de setmana, lluint un somriure irònic i complaent que combina de manera curiosa amb uns ulls oberts i celles que escalen amunt, mentre comenten la mera acció que estan fent: seure a la rambla a prendre alguna cosa en la vesprada d'un cap de setmana. Algun d'ells comenta que literalment és la primera vegada que seu a una terrassa de la rambla. Altres sí que ho han fet alguna vegada, però mai, absolutament mai al llarg de la dècada que fa que es van constituir com a grup d'amic oficial gràcies a un grup de Facebook, s'han assegut junts a prendre algo a la rambla una vesprada del primer cap de setmana de juny.

El preu de la copa segueix sent prohibitiu. Comenten amb esperança que l'espai que han guanyat les terrasses és cosa d'una major laxitud de la Guàrdia Urbana donada la situació excepecional - sent-ne còmplices -, i per res pensa cap d'ells que "això de la pandèmia ha anat bé per algunes coses". Ho sap la que ha perdut clients en el negoci familiar, ho sap el que buscava feina que, si ja era prou difícil trobar-ne abans ara ho ha donat per impossible, ho saben les que encara estan esperant cobrar els ERTOs. Aquestes últimes diuen que esperaven no cobrar-ho ja mai, però d'ençà que el més important representant del barri va sortir per la televisió dient "Pedro y Pablo pagad los ERTEs primer aviso" ja estan més tranquiles. Tampoc gosaran dir que això de la pandèmia ha anat bé per respecte a tothom qui ha perdut persones estimades, per tothom a qui ha patit tot i no haver-se arribat a topar amb la mort, i per comprensió i solidaritat amb les treballadores de la salut que coneixen i estimen. Però aquests instants de tornar a recuperar la seva rambla sí que se'ls quedaran.

Per què? Si la mirem i la veiem a vessar de gent, parlant en termes exactes, seriosos i estrictes: la rambla està a petar. És així, però no només canvia l'idioma dels seus ocupants. Canvia el motiu del seu pas. El ritme amb el que camina la gent no és el ritme d'estar de pas de vacances, és el ritme de, com deia el meu avi, "ir a dar un garbeo". Creuar-se amb un conegut no implica una salutació entre dues persones que passen per allà com a procés per anar de A a B. Creuar-se amb algú pot desencadenar en una conversa, potser anar a fer un cafè o fins i tot algun pla més elaborat. I si l'instant de permuta de posicions pròximes a punt A i B de la rambla entre dues persones que es coneixen no implica res més que un "deu nen!" és impossible no advertir somriures que es diuen "ei, estem les dues passejant per la rambla". Feia tres o cuatre lustres que no passava.

I compte! Que d'estrangers en segueixen venint! Vinguts des del Clot, Eixample, Gràcia, Vila Olímpica i més indrets d'aquella metròpoli anomenada Barcelona. Ara el turista parla català amb una vocal neutre més oberta del que toca. Dialecte central de la capital en diuen. No tots són iguals no, alguns molesten més que d'altres. Ja saps, aquella frontera que abans era la diagonal on només l'upper tenia nom, després PAWN Gang ens va donar el baptisme de Barsíria. La meva àvia en diu "gent de Barcelona".

Els nou guiris són reconeixibles per fer cua als locals que fa anys que han venut la seva relació amb veïnes al turisme. Els han ajudat a sortir de pas potser, tots coneixem on no anirem mai a consumir pas res perquè som del barri de veritat, però deixarem la queixa aquí. Si una o dues famílies ha pogut estar menys angoixada gràcies a això doncs quedem-nos amb això.

Mateixa quantitat de persones, però diferents colors, mateix trànsit però a diferents ritmes, i el soroll què? No ens importen els decibels, perquè reconeixem el que escoltem. Independentment de si s'escolta parlar català, castellà, àrab, italià, urdú, rus, xinès o anglès, són veus conegudes, reconeixibles. Que si criden no ho fan arran de la percepció d'impunitat del que està de pas en una voràgine d'alcohol i platja tractant la rambla com el seu cleenex d'oci. És diferent. És diferent l'ambient.

Potser sí que és més agradable. Diguem-ho amb compte per això, ni el balanç de la pandèmia és positiu en cap aspecte ni podem culpar a ningú d'haver recuperat la rambla de forma perillosa abans d'hora i massa massivament. Això últim exculparia a responsables dirigents de les errades comeses en la gestió de la crisi i no va gaire acord amb les tradicions del barri. Nosaltres som més de passar comptes, exigir i criticar, que no pas d'exculpar. Però que vols que et digui, l'instant a la terrassa de la rambla me'l segueixo quedant per a mi.