Ha empezado el Tour de Francia. Uno de los mayores espectáculos ciclistas que se pueden ver en el mundo durante el año. Personalmente me encanta el ciclismo, no solo practicarlo, también verlo, y es que soy de esos apasionados que se tragan las etapas de 4 horas enteras delante el sofá. Siempre que lo veo sueño con poder vestir algún día ese maillot amarillo, aunque se que con mi entrenamiento de bici (últimamente casi nulo) es imposible. Todos los que corren son super-hombres de verdad, i es que son pocos los humanos en la tierra capaces de aguantar durante 3 semanas etapas cada día, la mas corta de 100 km (excepto las contrarrelojes, que son algo más cortas), y algunas de hasta 300 km, pero no es solo la distancia, sino las espectaculares rampas de hasta un 20% de inclinación en ocasiones; creo que os podéis hacer una idea de la dureza de la prueba.
Además creo muy injusta la imagen que se ha creado alrededor de los ciclistas con el tema del dopaje. Puede que haya dos o tres que si se dopen, pero no es el caso de la mayoría, además que está demostrado que muchos de los casos de dopaje son malentendidos. Pero más injusto creo todavía el trato que el otro día le dieron los aficionados franceses a Alberto Contador.
Además que el ciclismo ha evolucionado un montón en poco tiempo, aunque todavía tiene mucho terreno para crecer. Además es un espectáculo gratuito de ver lo que propicia que haya más público. Puede parecer mentira pero antes era un deporte con el que algunos profesionales no podían ganarse la vida, mientras que ahora ya nos gustaría a la mayoría de españoles gozar de las condiciones profesionales de un ciclista profesional.
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