J. Ortega y Gasset
Es totalmente cierto, y es que cunado se empieza a escribir con ganas y actitud, al cabo de los minutos consigues entrar en una especie de trance en el que el bolígrafo se desliza sobre el papel mucho más despacio de lo que uno desearía, y las palabras empiezan a fluir a montones a veces parecen demasiadas pero nunca lo son si se saben tratar y colocar en la combinación correcta. Cuando estás en este tipo de trance, al que nombraremos "estado omega" (no por nada, sino solo porque el nombre mola), puede que exista una persona físicamente en ese lugar y momento, pero la mente esta fluyendo en un limbo atemporal de letras, en un jardín de palabras, entre las hojas de ese diccionario metafísico individual que poseemos cada escritor, dónde se pueden encontrar verdaderas maravillas con o sin significado, del tipo "axiomático"; es un como un libro de conjuros que hay que descifrar poco a poco, pero que puede llegar a crear verdaderas maravillas.
Aquesta es la teva millor entrada, saps per què, doncs perquè està escrita des de l'interior i això no és fàcil de fer. Felicitats!
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