Escuchar el pitido final y sentir esa lágrima rebelde que te prometiste no soltar cuando llegara el momento. Abrazarte con todos tus compañeros y en especial con tu colega que ha hecho milagros en los últimos segundos. Saludar a los jugadores rivales, pese a que alguno no merece el saludo respetuoso, pero hay que hacerlo. Lo conseguimos, después de un año no has perdido. Tampoco has ganado pero la tendencia ascendente de los últimos días se refleja con un escalón más en forma de punto. Agradeces al público su presencia y vas al vestuario. Felicitas, solo felicitas. Eres feliz. Quieres decirlo a los que no han podido asistir, pero el temblor de las manos por la emoción no te lo permite. Charla, positiva como no podía ser.
Todo esto sirve para volver a creer en el equipo, para saber que aguantar y seguir entrenando sin tener ganas, que pudiste mandarlo todo a la mierda pero te reafirmaste en tu compromiso y apoyado en el trabajo. Los resultados llegan, sea un mes o un año más tarde. Y merece la pena, os lo aseguro, y mucho.
Merece la pena. Siempre merece la pena. La recompensa después del esfuerzo......recoger el fruto después de la cosecha.......seguir haciendo lo que más te cuesta, porque precisamente lo que más te cuesta es lo que más te conviene y lo que más necesitas.
ResponderEliminarFelicidades!!!