3,2,1....¡Pip!.........ALL IN!!!!!!

A veces, cada uno de los átomos del cosmos conspiran para que algo suceda, algo aparentemente imposible, pero tan real a la vez. Estoy hablando de hechos que puede que hayamos visto en televisión más de una vez, y de los cuales solemos pensar: ¡Está preparado!, hasta que un día nos ocurren a nosotros.
Uno de los ejemplos más claros es el típico triple en el último suspiro de un partido de baloncesto que le da la victoria al equipo. Es esto algo solo al alcance de unos pocos afortunados profesionales del baloncesto? retrocedamos un poco.....
Uno de lo mayores clásicos de las jornadas deportivas de mi colegio es el torneo de eliminatorias a un partido de baloncesto a media pista, dónde todos los equipos se componen de 3 jugadores. Este año tenía más ganas que nunca de jugar-lo, ya que me presentaba como el defensor de título, y me moría de ganas por revalidarlo.
Lo peor llegó en seguida, el primer partido era contra un equipo bastante superior al nuestro, y tenían todas las de ganar. Empezó el duelo, ellos anotaron en seguida, pero no nos vinimos abajo. Fue un partido muy físico, dónde se vio muy poco baloncesto. El arbitro estaba ya contando los últimos cinco segundos cuando un compañero recuperó un rebote crucial. Íbamos 2 a 0, era una cuestión de vida o muerte. Dio un pase hacia fuera para otro compañero, y este tuvo la voluntad de darme el balón. Allí estaba yo, a falta de 3 segundos para el final, y con la oportunidad de decidir el encuentro. Lo más lógico es que hubiera entrado para forzar la prórroga, ya que en todo el año habré metido uno 3 o 4 triples. Pero el destino lo quiso diferente, armé mis brazos para lanzar, cuando vi que la luz quedaba tapada por la mole del equipo contrario que corría hacia mi para intentar el tapón. Me sacaba una cabeza y algo más, así que me vi obligado a lanzar un enorme globo, que parecía ir a cámara lenta. El arbitro pitó el final, y las cartas estaban echadas como el balón en el aire. Todo el mundo expectante, solo fueron unas milésimas de segundo, pero coincidió que a todo el mundo se le detuvo la respiración. El balón tocó el aro una vez, dos y hasta tres antes de colarse por la red. Nadie se lo creía; resultado final: 3 a 2 a nuestro favor.
Finalmente ganamos el torneo, jugando a muy poco baloncesto, y ganando los partidos siempre por la mínima, en las semis incluso tuvimos que forzar 2 prórrogas. Pero ganamos con nuestro juego, y puede que algún día pierda el llavero que me dieron cómo premio, pero nunca olvidaré esos tres segundos eternos.