domingo, 19 de febrero de 2012
Metafora
Había terminado. Las primeras veces se sentís culpable, aunque sin motivo. Le habían dicho que estaba mal, luego que era algo natural y después que solo era para pringados. a el legustaba, y no podía conseguir lo mismo de ninguna otra manera. Así que cada día lo hacía, más brutalmente, con más intensidad y ganas. Arriba, abajo, arriba, abajo... Hoy una vez , mañana dos, y así hasta límites insospechables. En varios lugares y en diferentes momentos del día. Dentro de casa o fuera de ella, le daba igual todo, la época del año, la temperatura, el lugar... estaba desatado y solo había una cosa que podía detenerlo, pero no reunía el valor suficiente para lanzarse, prefería esconderse y apañarse con lo que tenía.
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